Cuando hablamos de materia oscura en astrofísica y cosmología física nos estamos refiriendo a la hipotética materia que no emite suficiente radiación electromagnética para ser detectada con los medios técnicos actuales, pero cuya existencia se puede deducir a partir de los efectos gravitacionales que causa en la materia.
En pocas palabras la materia oscura es todo aquellos que los astrónomos no pueden ver ni detectar directamente, pero que se sabe que existe.
Alrededor del 23% consiste en un tipo de materia escurridiza que nadie ha visto. Sabemos que está ahí por sus efectos gravitatorios sobre la rotación de las galaxias y el movimiento del gas que existe en los cúmulos galácticos, pero no emiten ni refleja luz.
¿Cómo descifrar su composición?
Los teóricos han inventado diferentes hipótesis observando la luz de muy alta energía con el telescopio espacial de rayos gamma Fermil, dirigido a las galaxias enanas. Esas son pequeñas y de luz muy débil, pero poseen mucha masa, lo que las convierte en almacenes perfectos de materia oscura.
Pequeños pero matones. Las universidades de Princeton y Nueva York han impulsado un proyecto de búsqueda de pruebas de esta materia que se basa e el elusivo concepto de los agujeros negros primordiales. Se piensa que la energía liberada en el big bang pudo producir mini agujeros negros del tamaño de la cabeza de un alfiler y la masa de una montaña.
Algunos astrónomos creen que están hechos de materia oscura, pero ¿cómo detectarlos? Podrían manifestarse si colisionaran con una estrella, aunque más bien la atravesarían de parte a parte.
Sin embargo, pocos astrónomos confían en este método, pues basa el hallazgo de materia oscura que aun está por descubrir. La mayor parte del cosmos está formado por materia oscura, algo de lo que los científicos no tienen evidencia de su existencia.
Según la supersimetría, unas partículas de materia oscura llamadas neutralitos se acumulan entre sí y crean cascadas de radiación.