Aunque no lo creas, la ciencia tiene mucho que ver en el deporte conocido como golf. Aquí tratamos algunos aspectos relacionados a ellos para que puedas conocerlos y comprobarlos incluso por ti mismo.
Seguramente te has dado cuenta que cuando un jugador golpea una bola de golf ésta es capaz de recorrer largas distancias, pues bien, la clave para que una pelota de golf pueda volar distancias tan grandes está en los cientos de agujeros que tiene en su cubierta.
Estos pequeños hoyos actúan como turbuladores (un turbulador es cualquier factor que incremente el índice de turbulencia en la que participa un objeto), creando una capa acolchada entre la pelota y el aire circundante.
Esta capa reduce la fricción y estabiliza la trayectoria de vuelo. De esta forma también se minimiza la resistencia a la elevación y por tanto la pelota vuela más alto y más lejos.
Las pelotas de golf modernas están formadas por varias capas de materiales sintéticos colocadas a presión sobre un núcleo de goma. El núcleo se recubre con dos capas termoplásticas semicirculares.
En el proceso de compresión en el que se coloca la cubierta también se hacen los hoyos; de 250 a 450, separados en secciones triangulares.